Andrew Stroehlein destaca el vínculo entre el aluminio utilizado en la industria automotriz y el trabajo forzoso en Xinjiang, China. Este aluminio es esencial para la fabricación de automóviles y se encuentra en vehículos producidos tanto en China como en el extranjero. Los productores de aluminio en Xinjiang participan en programas de trabajo forzoso que afectan a los uigures y otros musulmanes túrquicos, siendo parte de la represión del gobierno chino en la región.
La buena noticia es que Estados Unidos ha añadido el aluminio a su lista de sectores prioritarios bajo la Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur, lo que obligará a las empresas automovilísticas a reconsiderar sus fuentes de suministro. La mala noticia es que la Unión Europea ha sido más lenta en abordar este problema, aunque está cerca de adoptar el Reglamento sobre Trabajo Forzoso, que prohibiría la importación de bienes producidos con trabajo forzoso.
Con la presión de los principales mercados de consumo y la necesidad de un abastecimiento más responsable, se espera que el gobierno chino reconsidere su programa de trabajos forzados en Xinjiang.